La anorexia nerviosa suele manifestarse en la adolescencia y se caracteriza por conductas voluntarias de restricción
de alimentos hasta el punto de perder peso por debajo de los índices normales para la edad, acompañándose a menudo de
pérdida de la menstruación. El trastorno está originado por un temor intenso a la ganancia de peso y una fijación obsesiva
con la delgadez extrema.
Puede producir alteraciones importantes del desarrollo de la personalidad así como trastornos físicos
generalizados, por lo que la detección y el tratamiento precoz es de gran importancia. Con frecuencia se asocia a la presentación
de síntomas bulímicos.
Se caracteriza por la presencia de atracones impulsivos de comida seguidos de vómitos inducidos. La bulimia produce gran angustia, pues las pacientes tienen, como en la anorexia nerviosa, obsesión por perder peso y tienen sentimientos de culpa y vergüenza por sus episodios de descontrol.
Es más propio de la edad adulta y se caracteriza por presentar atracones impulsivos no seguidos de vómitos y, a diferencia de la anorexia y la bulimia nerviosas, no presentan obsesión por la imagen corporal. Los atracones reflejan una forma de reducir la ansiedad y el malestar emocional de las pacientes.
El tratamiento psicológico y psiquiátrico puede ayudar eficazmente a controlar los mecanismos emocionales que llevan a comer en exceso o de manera desordenada. Además, pueden aportar herramientas para la mejora de la autoestima, del ánimo y de la seguridad personal de los pacientes en el seguimiento de las dietas y de los hábitos de vida saludables.
En el caso de los niños es además fundamental el estudio del desarrollo de la personalidad del niño obeso, así como los hábitos familiares y las repercusiones de la obesidad en su autoestima y en sus relaciones escolares.
En el desarrollo de la anorexia y de la bulimia nerviosa es de especial importancia el papel de la familia,
tanto en el inicio como en la evolución de los síntomas.
Las expectativas individuales y colectivas del grupo
familiar forman parte del sustrato psicológico de estos trastornos y por ello el tratamiento específico e integral
tiene que implicar necesariamente a sus miembros
Profesora Titular acreditada en la Universidad Complutense de Madrid y Jefe de Sección y de la Unidad de Trastornos de la
Conducta Alimentaria del Hospital Clínico San Carlos. Realizó su especialidad de Psiquiatría en Madrid y la formación investigadora
en el Hospital Mount Sinai de Nueva York.
Ha desarrollado una extensa labor clínica durante años en la Fundación Jiménez Díaz y en el Hospital Clínico de Madrid, con una dilatada
experiencia en los distintos trastornos mentales. La Dra Díaz Marsá es una figura de reconocido prestigio internacional en el área de las
Trastornos de la Conducta Alimentaria por su acreditada carrera investigadora plasmada en numerosos proyectos de investigación y publicaciones
científicas nacionales e internacionales.
Es importante detectar las primeras actitudes de rechazo de la comida o de algunos tipos de alimentos y los primeros signos
de pérdida de peso. Junto a ello, la presencia de cambios en el humor, cambios en las relaciones con las amigas o aislamiento
familiar con evitación de los momentos de encuentro alrededor de las comidas.
Es importante hacer esta detección desde la comprensión y el apoyo, pues las pacientes tienen verguenza de contar el problema o
miedo a la simple represión de sus síntomas por parte de la familia y de los profesionales